Y decimos “junto con” porque el airbag y el cinturón de seguridad son sistemas de seguridad complementarios, de manera que su efectividad se potencia enormemente al trabajar juntos. Ha pasado mucho tiempo desde que se presentó el primer airbag en el mercado (concretamente 35 años), y actualmente existen muchos tipos de airbag que cubren más zonas del cuerpo y nos protegen en colisiones desde casi cualquier ángulo. Veamos cómo funcionan y por qué funcionan.
¿Qué protección nos ofrece el airbag?
Las funciones principales del airbag frontal son claras: absorber parte de la energía cinética del cuerpo tras la colisión y contribuir a frenar suavemente los movimientos de todos los ocupantes; protegernos de un impacto contra los elementos del coche, como el volante o el salpicadero; limitar el movimiento incontrolado de la cabeza, y a la vez conseguir que se reduzca el riesgo de una lesión cervical; y protegernos de los fragmentos de cristal del parabrisas, que podría herirnos en la cara y en los ojos.
Los diferentes tipos de airbag están pensados para proteger otras zonas del cuerpo frente a impactos de diversos ángulos. Por poner una clasificación general de tipos de airbag, podemos hablar de airbags frontales, laterales y de techo o cortinilla. Cada uno protege de determinada manera y zonas del cuerpo diferente, como el tórax e incluso las piernas. Además, el concepto del airbag también se puede aplicar a los cinturones de seguridad.
El funcionamiento del airbag
La idea es muy sencilla: el airbag se debe desplegar tras una colisión en el momento justo, de manera que las consecuencias de dicha colisión sean mínimas para nuestro cuerpo. Y ahí está la gran complejidad del mecanismo que permite el despliegue del airbag, ¿qué momento es ese? ¿Con qué velocidad se debe desplegar el airbag para cumplir su cometido y no lesionarnos? El airbag recoge la cabeza en el momento justo, milisegundo arriba o milisegundo abajo.
El mecanismo de despliegue del airbag es pirotécnico: un detonador provoca la salida del gas que infla la bolsa. Ese detonador es controlado por una señal eléctrica que se envía en el momento en que se detecta una colisión, que no es más que una deceleración muy potente. Por eso, un sensor cinemático es el encargado de detectarla, enviar la señal, activar el detonador y conseguir que la bolsa se infle en el momento justo.
Entre 15 y 30 milisegundos tras detectarse el impacto se ordena la detonación (aplicando una corriente de entre 1 y 3 amperios al detonador durante unos 2 milisegundos), y el proceso de hinchado es frenético, porque en aproximadamente otros 20-30 milisegundos se despliega el airbag a más de 250 km/h. En ese tiempo (sumando son entre 60-80 milisegundos), la cabeza del conductor se encuentra con el airbag… que ya se está desinflando. En el momento en que el airbag empieza a hincharse, ¡la cabeza del conductor apenas se habrá movido!
Por tanto el airbag recoge la cabeza del conductor y ocupantes, y al desinflarse consigue acolchar en gran medida el golpe, y disipar la mayor cantidad de energía cinética posible en el proceso. Pero la clave para que todo funcione es el cinturón de seguridad. Sin él, el airbag es completamente inútil, y podría provocar lesiones graves al conductor y ocupantes, porque todos los cálculos se hacen ¡teniendo en cuenta las funciones de retención del cinturón de seguridad!
Y no nos podemos olvidar de que, además, el parabrisas también es esencial para el correcto funcionamiento del airbag, a la vez que es un sistema de seguridad por sí mismo.